jueves, 22 de marzo de 2007

Editorial

EDITORIAL

LA DIVERSIÓN NO TIENE PRECIO
Por María Camila Gómez Caballero.

Bogotá se caracteriza por ser una ciudad de contrastes debido a la gran cantidad de grupos sociales, culturales, políticos, étnicos y económicos que se han apoderado de la ciudad en una arremetida de distintos contextos rurales o urbanos a la capital. Pero es tan variada la influencia de los distintos grupos que conforman a los ciudadanos actuales de Bogotá, que se hace necesario tomar sólo uno de ellos y verlos desde un contexto socioeconómico: la recreación.

Nuestra ciudad ofrece una gran cantidad de sitios recreativos para las distintas clases sociales formadas a partir del capitalismo bogotano, pero para enfocar nuestra investigación seremos extremistas y compararemos dos lugares comunes para dos estratos socioeconómicos distintos: por una lado tenemos un lugar típico de el estrato 5-6 par la recreación y el ocio, se trata pues del club Compensar, un lugar muy bello en cuanto estructura y que ofrece servicios varios como golfito, maquinitas, carros chocones, piscina, canchas de tenis, de fútbol, en fin, un sinnúmero de servicios recreativos que van desde parques temáticos hasta lugares de entrenamiento para distintos deportes; en el otro extremo tenemos un barrio situado en la localidad 11 de Suba llamado La Gaitana, en el cual se encuentra gente de estrato 1 y 2 socioeconómicamente hablando; en este sitio, la plazoleta central es punto de encuentro para hacer mercado, ir a la iglesia, recrearse y hacer negocio, pero aún así no ofrecen servicios como los que puede brindar un club pero si juegos varios como la tapita (una
cuadrícula en la que cada sección equivale a una moneda de distinto valor y en la que al tirar una de estas y si cae sobre una sección se paga el valor agregado) o tiro al blanco (en el que sobre una rueda se pegan billetes de distinta denominación y según donde caiga el tiro del gatillo se paga).

Cada uno de estos dos puntos en el espacio citadino refleja las condiciones en las cuales la gente que los vista vive a diario, aunque no hay que marcar diferencias tan puntuales pues en un simple helado que todo ser humano disfruta un domingo a mediodía con un brillante sol, lo único distinto es el precio pues, increíblemente, encontramos en uno de los extremos un helado a 100 y 200 pesos mientras que en el otro son precias que van más allá de los 1000 pesos; entonces este punto de comparación es bueno para evidenciar que a pesar de ser lugares distintos, un helado que posee los mismos ingredientes y un gran sabor, es mas caro en uno que en el otro sólo por juzgar el lugar y la gente que lo visita. Esto también nos enseña que, como comunicadores sociales, tenemos el deber de conocer a fondo cada uno de los distintos grupos anteriormente mencionados y sus respectivos contextos y que poseemos un deber social, el deber de enseñarle al resto de la comunidad a conocerse, a respetarse, a tolerarse y a valorarse.

El comunicador social debe mostrar realidades, reproyectarlas y enseñar a interpretarlas; no juzgar sin conocer y al contrario ser sociable, relacionarse e involucrase en distintos mundos, o en este caso, en distintos estratos. Así, aprendimos que la recreación es un momento de destensionamiento para ambos lados de la moneda, que posee características distintas pero que en su sentido más básico responden a la necesidad humana de distraerse, de olvidar lo feo de la realidad y de superarla por sólo un momento con tu familia o con tus amigos, de hacer algo distinto a la rutina y de liberarse aunque sea por un momento del encerramiento de la realidad que le tocó a cada uno de nosotros.

3 comentarios:

David "Chato" Romero dijo...

la vida en una ciudad maneja distintos roles, y los habitantes de las grandes urbes encuentran en sus espacios un lugar propicio para olvidar el ruido cotidiano, sin embargo, y como lo anotaba el articulo, no toda la diversion es de la misma calidad para todos sus habitantes. la desigualdad social, un punto que el articulo toma, deja en evidencia, la falta de oportunidades de los sectores vulnerables de la poblacion, sin la presencia de una entidad que salvaguarde los intereses de cada uno de ellos en beneficio de una colectividad. ahora bien, el papel del comunicador es compartido en la medida en que este se comprometa con su labor social, y dje ver la realidad no a favor de intereses de terceros sino de su deber no solo profesional sino ciudadano. muy bueno el articulo.

Anónimo dijo...

La alegría y la felicidad se encuentra en todos los estratos sociales, según unas estadísticas Colombia es el 2° país mas feliz del mundo; es importante valorar todas las historias del entorno de una ciudad como Bogota.

KANOBI dijo...

Por acá pasando a devolver cortesías. Muchas gracias, por lo de superfluo y falto de seriedad, en lo que vos denominais, "nota" con ausencia de valor periodístico.

ESA era justamente la intención...
Tu tienes toda la razón.

Yo no soy un persona pretensiosa...saludos.